Protección Inmunológica para COVID-19. ¿Qué duración tiene?

La pandemia de COVID-19 que inicio en diciembre de 2019 en Wuhan, China ha presentado grandes retos desde sus inicios. Siendo una enfermedad con elevada mortalidad y tasas de hospitalización que saturan los sistemas de salud en poco tiempo durante los picos epidémicos, desde el inicio se planteó la necesidad disponer de vacunas que logren la inmunidad individual y colectiva sin pasar por el riesgo inherente a enfermarse. Las primeras vacunas obtuvieron aprobación de emergencia en los diferentes países desde diciembre de 2020. Hoy, muchos países tienen tasas de vacunación por encima de 80% aunque la mayoría no ha alcanzado siquiera el 50%. Distintas plataformas tecnológicas que ya se venían desarrollando vieron la luz con las vacunas contra SARS-CoV-2 para prevenir COVID-19. Desde las vacunas de RNA mensajero (Pfizer-BioNTech y Moderna) y las de vector adenoviral (Sputnik y Astra Zeneca) hasta las de virus inactivos (Sinovac), todas han demostrado gran eficacia para evitar el contagio y especialmente para evitar hospitalización y muerte.    Por otro lado, se sabe que al menos 40% de las personas que se infectan pueden ser asintomáticas y estar contagiando sin saberlo, siendo hasta 80% con la variante Ómicron. Y de hecho esta variante ha causado hasta 30 veces más contagios que la variante Delta que causó la tercera ola, pero mucho menos hospitalizaciones en proporción a las infecciones. Se calcula que para finales de marzo hasta el 50% de la población mundial va haber padecido COVID-19 al menos alguna vez.

Desde el inicio de la pandemia, una de las preguntas centrales es: ¿cuánto dura la inmunidad que inducen las vacunas o la infección por COVID-19? La pregunta es muy relevante porque de eso depende la salud en el largo plazo de la población. No es lo mismo una inmunidad de larga duración donde eventualmente los vacunados o infectados ya no vuelven a ser contagiosos como el sarampión o la inmunidad de corta duración como la influenza que generalmente da picos epidémicos al menos una vez al año.

Un estudio reciente en Reino Unido donde se evaluó la efectividad de las vacunas ChAdOx1-S (Astra Zeneca) y BNT162b2 (Pfizer-BioNTech) en diferentes circunstancias incluidas el tiempo desde la última dosis. Se encontró que la efectividad de la vacuna fue máxima a las 2 o 3 semanas posterior a la aplicación de la segunda dosis. La eficacia se vio disminuida después de 20 semanas de la administración de la segunda dosis tanto para evitar contagios a menos de la mitad de la eficacia original como para evitar hospitalizaciones en al menos 20% de la eficacia inicial. Este efecto de declinación de eficacia fue más notorio en personas de más de 65 años.

Se sabe que en otros virus respiratorios como influenza e incluso otras familias de coronavirus, es común que la duración de anticuerpos e inmunidad dura solo algunos meses o si acaso pocos años. El promedio de duración de los anticuerpos de influenza es de 30 meses, el de rotavirus es de 12 meses, el de virus sincicial respiratorio es de 3 meses. Los anticuerpos contra otras enfermedades pueden durar muchos años o casi toda la vida. Así, los anticuerpos contra hepatitis A duran hasta 25 años, los de sarampión 65 años y el récord lo tiene fiebre amarilla que dura 75 años.  Están bien documentados los casos de pacientes con reinfecciones de COVID-19 incluso antes de los 6 meses de la infección inicial.  

La evidencia hasta el momento es que el efecto protector de las vacunas contra SARS-CoV-2 tiene, como con otras vacunas de virus respiratorios, una eficacia que va declinando en poco tiempo. Así mismo quienes ya tuvieron la infección también están en riesgo de reinfección conforme pasa el tiempo, especialmente después de los 6 meses. Esto implica que COVID-19 llegó para quedarse y que habrá que considera:

-          Uso de cubrebocas en espacios cerrados por un tiempo indefinido aún.

-          Quienes ya tuvieron la infección también necesitan ser vacunados.  

-          La inmunidad de rebaño por infección es poco probable que alcance a eliminar el virus.

-          La segunda infección es más probable que sea más leve, pero no siempre.

-          La vacunación no provee inmunidad de largo plazo por lo que el refuerzo será la constante.

-          Eventualmente la vacuna de influenza pudiera contener el componente contra SARS-CoV-2.

Aun así, es muy probable que el momento de las restricciones severas a la movilidad y las actividades colectivas esté llegando a su fin en este 2022 debido a que los picos, al igual que con influenza serán significativos, pero no con la severidad que hubo al inicio de la pandemia.

El escenario es aun incierto porque no se puede aún saber cuánto dura la inmunidad por haber sido vacunado o por haber padecido COVID-19 pero si hay la seguridad de que es por meses y no por años o décadas.

Ante esto surge la pregunta adicional: ¿Tendremos que estar aplicando refuerzos con regularidad y que tan frecuente? Esto tiene respuestas múltiples en las que los expertos en salud pública aún no se ponen de acuerdo. Así, hay países como Israel que ya aplican una 4a dosis a toda la población a los 4 meses de la tercera, otros como Chile y Suecia que aplican esa cuarta dosis a personas vulnerables solamente. Para esto necesitamos poner un objetivo claro: si se pretende reducir contagios probablemente si tengan que ponerse dosis adicionales incluso con frecuencias menores a las anuales, pero si se pretende mantener a la gente fuera de los hospitales, la estrategia es distinta. Se ha visto que los anticuerpos declinan rápidamente pero probablemente otros elementos inmunológicos como la activación de células T y B no decline tan pronto y eso ayude a mantener a las personas fuera del hospital si se contagian.

Además la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya se ha declarado en contra de estar poniendo refuerzos ilimitados a expensas de mantener sin vacunas a los países menos desarrollados. La respuesta más sensata entonces será aplicar refuerzos a personas vulnerables y continuar con el desarrollo de medicamentos antivirales específicos que mantengan a las personas con síntomas leves.

Para saber más

Andrews N, Tessier E. Duration of Protection against Mild and Severe Disease by Covid-19 Vaccines. New England Journal of Medicine 2022; 386: 340-350 DOI: 10.1056/NEJMoa2115481

  • Cohen JI, Burbelo PD. Reinfection With SARS-CoV-2: Implications for Vaccines. Clin Infect Dis. 2021 Dec 1; 73(11): e4223–e4228 doi: 10.1093/cid/ciaa1866

  • Murray LC. COVID-19 will continue but the end of the pandemic is near. The Lancet. 2022. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(22)00100-3

  • Watson C. How many COVID vaccine boosters will we need? Scientific American de Nature 2022. https://www.nature.com/articles/d41586-022-00200-9

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