La Incertidumbre en la Mente y en la Ciencia
Dr. Pedro J. Cullen
Los seres humanos tenemos un problema serio con la incertidumbre. No nos gusta que nos digan que algo no se sabe y menos nos gusta admitir que no sabemos algo, tanto en lo individual como en sociedad. Desde luego esto no es un problema moderno ni nuevo, es inherente a nuestra naturaleza por la manera tan peculiar en que funciona nuestra mente.
El cerebro humano es un órgano extremadamente complejo desde todos los puntos de vista en biología. Para efectos de este blog hablaremos del cerebro como el conjunto completo del sistema nervioso central que incluye el cerebro propiamente, el cerebelo y la médula espinal, todas compuestas de las células que se describen a continuación.
Todos hemos oído de las neuronas como las células que forman el cerebro pero no solo no son las únicas células que lo conforman sino son las menos abundantes. Las células que dan sostén a dichas neuronas conocidas como oligodendrocitos, polidendrocitos y astrocitos. Los primeros y segundos proporcionan el sostén estructural a las neuronas y las últimas rodean los vasos capilares para evitar el paso de sustancias tóxicas al cerebro que pudieran estar en la sangre. El sistema nervioso central, descrito en su estructura celular inicialmente por el Dr. Santiago Ramon y Cajal a finales del siglo XIX y que le valió el premio Nobel e 1906 sigue siendo desconocido en muchos aspectos y cada año se descubren nuevas funciones celulares.
Tanto las neuronas como las células de la glía son células vivas que requieren oxígeno y nutrimentos para su operación. Además son sumamente delicadas y requieren niveles óptimos de oxígeno, acidez (pH) específica, un suministro constante de glucosa y otros nutrientes y minerales de manera constante e ininterrumpida para funcionar adecuadamente. El metabolismo de estas células es complejo y muchos aspectos aun no se comprenden, pero se sabe que cambios pequeños en los niveles mencionados afectan de manera importante el de las células y por lo tanto del sistema en su conjunto.
Cada neurona es una unidad funcional parecida a un transistor que permite o detiene el flujo de información. Se le llama red neuronal a un circuito de neuronas donde cada una es un nodo funcional. Algunas de ellas ejercen una función excitatoria (provocan una exitación en la siguiente neurona) y otras ejercen una función inhibitoria (detienen o inhiben el exitación de la siguiente neurona). Todos los impulsos de un subcircuito (excitatorios o inhibitorios) se suman y generan de manera piramidal excitación o inhibición en otros subcircuitos. Esto genera flujos de infomación que son cada vez más complejos entre más grande es el sistema. En el caso del cerebro humano, se calcula que hay entre 60 y 90 mil millones de neuronas, haciéndolo un sistema extremadamente complejo y cuya acción conjunta da origen al movimiento coordinado, a funciones de regulación autónoma como respiración y regulación cardiaca y a funciones avanzadas como el pensamiento y la conciencia.
Estos complejos circuitos neuronales están conectados con el resto del cuerpo de manera muy extensa a través de lo que se conocen como vías emergentes (van del cerebro al cuerpo y dan señales a los tejidos) y vías aferentes (van del cuerpo al cerebro y dan sensibilidad). De manera que la información que llega al cerebro desde los órganos de los sentidos y otros sitios del cuerpo (articulaciones, ligamentos, órganos internos, etc.) se procesa de manera muy compleja en los circuitos neuronales pasando por información previa ya “almacenada” conocida como experiencia y ocasiona una reacción de salida hacia músculos y órganos y estos a su vez regresan información al cerebro. Por ejemplo, al escuchar la noticia de la muerte de alguien querido, el cerebro recibe la información a través de complejos estímulos provenientes de los oidos, esta información se procesa y se analiza en milisegundos comprendiendo que la muerte es algo definitivo y que dicho ser de quien se trata es alguien importante en el círculo social lo que desencadena una serie de reacciones inmediatas como aceleración del ritmo cardiaco, lagrimeo, boca seca, expresión muscular facial y corporal y estas últimas reacción son percibidas por el propio cerebro como un estado de profunda tristeza y angustia. De tal forma que cada cosa que analiza el cerebro tendrá una reacción sobre el resto del cuerpo y esa propia reacción genera percepciones que pueden exacerbar aún más la reacción original o detenerla.
Este sistema, descrito en una forma tan escueta se cree que podría ser lo que origina, según el neurólogo Antonio Damasio, lo que conocemos conciencia. La conciencia es aún motivo de debate entre científicos académicos y filósofos porque para empezar ni siquiera se tiene consenso en su definición. Lo que se sabe con seguridad es que implica el conocimiento de su propia existencia así como sus actos y estados.
Se sabe que la incertidumbre, definida como la falta de certeza o confianza sobre algo, genera inquietud y reacciones neurológicas redundantes. El cerebro trata de protegerse a sí mismo reduciendo o eliminándola usando la lógica mediante silogismos y con primicias que a veces son adecuados o exactos pero otras no, pero que si son suficientes para generar menos inquietud. Esto nos hace conectar puntos o llenar vacíos de información basados en el interés personal o social y se le conoce en ciencia como sesgo. El proceso mental que hace que esto suceda es el mismo que nos hace ser intuitivos. Si bien es gracias a la intuición que es posible sobrevivir en un mundo lleno de incertidumbre y también es gracias a ella que se han hecho grandes descubrimientos, es también por intuición que existen creencias mitológica o en base a fenómenos naturales.
Cuando se intenta hacer ciencia se utiliza la razón tanto como la intuición. A partir de una observación se genera una hipótesis y esta última es exactamente una intuición sobre la realidad de un fenómeno observado y es en la experimentación en que esa hipótesis se confirma o se descarta. Esto, que a groso modo es conocido como el método científico, es lo que de manera más satisfactoria nos ha ayudado a entender el universo complejo e incierto en que nos ha tocado vivir.