La Terapia Génica empieza a ser una realidad
Dr. Pedro Juan Cullen Benitez
La terapia génica es un tipo de tratamiento para enfermedades de origen genético. El objetivo es reemplazar los genes defectuosos para mejorar la evolución clínica del paciente, Es un tratamiento promisorio para enfermedades como cáncer, fibrosis quística, diabetes, hemofilia y SIDA.
El concepto de terapia génica surgió a finales de 1960’s cuando se descubrió que algunos virus pueden introducir genes en las células y bacterias. Fue hasta 1984 que se logró introducir nuevo material genético a las células madre de ratones a través de un retrovirus. El primer caso exitoso de terapia génica fue en 1990 cuando, a una niña de 4 años con una inmunodeficiencia combinada severa causada por la carencia de la enzima adenosin deaminasa (ADA), se le introdujo un gen para codificar ADA a través de un virus que no se puede esparcir en el cuerpo. Esa niña, que normalmente habría fallecido en sus primeros 10 años, ahora tiene mas de 30 años totalmente sana. Este éxito dio pié a nuevos intentos pero en el año 2000 se reportaron algunos casos de cáncer en pacientes que habían sido tratados de esta manera al parecer porque el virus activó genes que provocan cáncer (oncogenes). La terapia génica se detuvo. En los 2010’s se desarrollaron nuevos vectores virales más seguros, se pueden programar para encender o apagar genes específicos, también pueden programarse para desactivarse al poco tiempo o permanecer activos por mucho tiempo. Los virus más usados han sido adenovirus, lentivirus y han sido exitosamente implementados para curar enfermedad de células falciformes, una enfermedad que provoca deformación de glóbulos rojos comprometiendo la oxigenación de los tejidos. La edición de genes se ha desarrollado fuertemente en la última década con métodos conocidos como CRISPR/Cas9, con el que a costos muy bajos se logran ediciones genéticas muy precisas. Recientemente se esta desarrollando un método conocido como edición de base que es tan fino que puede cambiar “letras” del codigo genético una por una.
Actualmente la terapia génica solo existe en pruebas clínicas por lo que cualquier paciente que tenga alguna enfermedad tratable de esta manera deberá entrar a un estudio clínico. Recientemente se publicaron en la revista New England Journal of Medicine los resultados de estudios con terapia génica para tratar las enfermedades epidermiolisis bulosa distrófica (EBD) y la inmunodeficiencia severa combinada por deficiencia de Artemis (IDSC-ART).
Esta última es causada por la mutación de un gen que codifica la enzima llamada Artemis que a su vez es esencial para el funcionamiento de los linfocitos T y B. El tratamiento de esta enfermedad es particularmente difícil porque ni siquiera el trasplante de células madre hematopoyéticas funciona por alto porcentaje de rechazo de injerto observado en donadores compatibles. Se diseñó un virus del tipo lentivirus al que se le llamó vector AProArt. A cada paciente se le extrajo médula ósea y a las células CD34+ se les inoculó el virus AProArt para después preservarlas en nitrógeno líquido para después transfundir dichas células al paciente a lo largo de 48 horas. El estudio, en fase 2 se realizó en 10 bebés en los cuales se observó lo que se conoce como reconstitución inmunológica a los 24 meses en 5 de los 6 bebés a quienes se pudo dar seguimiento por ese tiempo.
La epidermiolisis bulosa distrófica es una rara enfermedad en la que aparecen ampollas después de lesiones mínimas en la piel. Esto es cuasado por el por la mutación de un gen que codifica el colágeno tipo. VII. Se ha diseñado una terapia génica tópica conocida como Beremagene geperpavec o B-VEC con excelentes resultados en fases 1 y 2. El presente estudio publicado en diciembre 2022 es fase 3 tipo placebo-control, aleatorizado y doble ciego. Así, se incluyeron 31 pacientes con diagnóstico de EBD a los cuales se les asignó tratamiento ya sea con B-VEC o con placebo de manera totalmente aleatoria (placebo-control aleatorizado) de tal manera que ni el paciente ni el equipo médico sabían que le había tocado a cada uno (doble ciego). La duración del tratamiento fue de 26 semanas. Al término del tratamiento se les dio seguimiento por 6 meses y se observó que el grupo de tratamiento mejoró sus lesiones en el 67%, mientras que el placebo mejoró solo en 22%. La conclusión es que esta terapia, que es tópica mejora de manera significativa el pronóstico de la enfermedad.
Estos dos ejemplos muestran el enorme potencial de la terapia génica y de la era en la que estamos entrando. Hay resultado igual de promisorios para tratamiento de leucemia y hemofilia pero aun existen riesgos significativos de reacciones adversas como posibilidad de provocar tumores, infección causada por el virus usado como vector y reacciones inmunológicas no deseadas.
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